SERGIO HERNÁNDEZ

EMBERS OF OAXACANovember 12 - February 12

Rescoldos de Oaxaca

Sergio Hernández en San Diego

  • Edward J. Sullivan
  • Traducción de Mateo Pliego

Sergio Hernández ha tenido una larga y distinguida carrera. Ha sido una presencia bien conocida y altamente respetada en el mundo del arte en México desde su primera exposición individual en la capital en 1980. Asimismo, Hernández ha expuesto en prestigiosos museos y galerías a lo largo de Europa, Sudamérica y Estados Unidos.

Esta exposición (que en su título rinde homenaje a su región de origen) es un hito en el sentido de que es la primera vez que se presenta una colección mayor de sus obras en gran formato en la costa oeste de los Estados Unidos. Hernández ha sido citado con frecuencia como el principal miembro de la famosa Escuela de Oaxaca. Este grupo no es tanto un conjunto unificado de artistas sino más bien un ethos o una expresión de afinidades por parte de muchos artistas visuales a lo largo del siglo XX, que representan la rica cultura visual de este estado al sur de México.

Sergio Hernández puede ciertamente relacionarse con la extraordinaria producción artística de sus ya fallecidos colegas y mentores, las sobresalientes figuras de Rufino Tamayo (1899-1991) y Francisco Toledo (1940-2019), no sólo con respecto al lugar donde nacieron sino también a su interés por formas, símbolos y colores que al igual que el

arte de sus predecesores, deriva el menos en parte de la rica cultura popular, así como de los estilos prehispánicos de los pueblos autóctonos de la región, tanto antiguos como contemporáneos. Sin embargo, hay mucho más sobre el arte de este maestro moderno. Para entender su vasta producción que abarca una amplia variedad de géneros —desde la pintura hasta obra en técnica mixta, cerámica, grabado y libros de arte—, necesitamos ver más globalmente, tomando en cuenta las múltiples referencias culturales que abarca su vocabulario visual.

Esta exposición (que en su título rinde homenaje a su región de origen) es un hito en el sentido de que es la primera vez que se presenta una colección mayor de sus obras en gran formato en la costa oeste de los Estados Unidos. Hernández ha sido citado con frecuencia como el principal miembro de la famosa Escuela de Oaxaca. Este grupo no es tanto un conjunto unificado de artistas sino más bien un ethos o una expresión de afinidades por parte de muchos artistas visuales a lo largo del siglo XX, que representan la rica cultura visual de este estado al sur de México.

Sergio Hernández puede ciertamente relacionarse con la extraordinaria producción artística de sus ya fallecidos colegas y mentores, las sobresalientes figuras de Rufino Tamayo (1899-1991) y Francisco Toledo (1940-2019), no sólo con respecto al lugar donde nacieron sino también a su interés por formas, símbolos y colores que al igual que el

El artista está profundamente consciente de las muchas tendencias en la figuración que han emergido a lo largo de América y Europa (y más allá) desde mediados a finales del siglo XX. Línea expresionista, color vívido y vibrantes representaciones de lo humano y lo animal caracterizan sus obras.

Podríamos vincular estas características con las formas globales de un retorno a la figuración en el arte de muchos pintores, escultores y grabadores a lo largo de América, Europa y Asia. La reexaminación de los modos expresionistas en los ochenta y noventa del siglo pasado, tales como la transvanguardia italiana, el movimiento alemán de los “Junge Wilde”, o los neoexpresionistas británicos y estadounidenses, abarcan elementos que Hernández comparte.

Su arte está, de hecho, igual o más directamente relacionado con el espíritu de pintores de la talla de Georg Baselitz y Rainer Fetting en Alemania, Francesco Clemente en Italia, Marlene Dumas en Sudáfrica o Jean Michel Basquiat en Estados Unidos, que con sus contemporáneos en México.

Las fuentes de inspiración de Sergio se extienden desde México a Asia y más allá. Se interesa sobremanera en el arte japonés, especialmente manuscritos, rollos y biombos ilustrados. Al menos una obra de la presente exposición apunta hacia tal afinidad. Intitulado La vida en Japón, el cuadro muestra una enmarañada red de formas con asomos o sombras de figuras de humanos, animales e insectos.

Otra fuente de inspiración del artista se encuentra en los manuscritos ilustrados de los años inmediatamente anteriores y posteriores a la ocupación y subyugación de México por parte de los invasores españoles a principio del siglo XVI.

Los códices (manuscritos frecuentemente escritos sobre papel amate) dieron origen a muchas obras cautivadoras de Hernández, incluyendo el Códice Hernandino Mixteco, una serie en la cual el artista reelabora imágenes prestadas de libros del siglo XVI fabricados por artistas anónimos de su región natal.

En estas piezas Hernández reformula y da una nueva y vibrante vida simbólica a estos complejos e intrigantes manus- critos.

El espectador de las obras de Hernández es estremecido por el directo compromiso del artista con la naturaleza. El cosmos, el imaginario galáctico y las referencias a la renovadora energía de la tierra permean su visión universal. Animales e insectos sirven de protagonistas en herméticos dramas que Hernández va creando. El cielo y las estrellas están en constante comunicación con sus contrapartes ligadas a la tierra.

Piezas exquisitas con técnica mixta en plomo de los años 2013-2017 proclaman lo vibrante de la naturaleza en su representación de las palmas reales y otros árboles.

La dedicación de Sergio Hernández al mundo que nos rodea hace que su arte sea especialmente oportuno. Nos hace recordar el patrimonio que la naturaleza nos lega, el cual se encuentra ahora más profundamente amenazado que nunca.